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Mi tormentosa relación con las hormonas

Mi tormentosa relación con las hormonas

Ser mujer es una experiencia única y compleja, llena de alegrías, desafíos y, por supuesto, ¡hormonas! Desde la pubertad hasta la menopausia, nuestros cuerpos experimentan una montaña rusa hormonal que puede afectar nuestro estado de ánimo, energía, peso y mucho más.

En este blog, quiero compartir mi propia experiencia con las hormonas, describiendo los altibajos que he vivido a lo largo de mi vida y cómo he aprendido a navegar por este fascinante, pero a veces caótico, viaje.

Reconozco que cada caso es único y cada mujer puede reaccionar o responder de manera distinta y mostrar diferentes síntomas y efectos a cada cambio, tratamiento, y estilo de vida. Este blog no busca dar opinión o solución a estos retos, sino abrir la conversación, crear conciencia e invitar a la empatía.

Un despertar hormonal: El paso de niña a mujer

La pubertad fue una época de grandes cambios en mi cuerpo y en mi vida. Recuerdo sentirme incómoda e insegura con las nuevas curvas que aparecían en mi figura, y lidiar con la llegada de la menstruación, que constantemente me traía dolores y debilidad tanto corporal como mental. Terminaba en el hospital con tanto dolor que frecuentemente los doctores pensaban que estaba pasando una piedra de riñón.

También fue un momento de descubrimiento y emoción. Empecé a desarrollar mi propia identidad y a explorar las diferentes posibilidades que esta nueva etapa de mi vida traía consigo.

La adolescencia: Un torbellino de emociones

Las hormonas no se tomaron un descanso durante mi adolescencia. Los altibajos emocionales eran la norma, y a menudo me sentía abrumada por sentimientos de tristeza y ansiedad.

También experimenté cambios en mi apetito y en mi peso, a tal grado que la anorexia se apoderó de mi mente y de mi cuerpo. Sin embargo, a pesar de estos desafíos, también fue una época de crecimiento personal y de descubrimiento de mi propia fuerza y resiliencia.

La edad adulta: Un equilibrio cambiante

Al entrar en la edad adulta, las hormonas se estabilizaron un poco, pero no por completo. Seguía experimentando cambios de humor premenstruales, y en el momento que decidí tomar pastillas anticonceptivas todo parecía estar bajo control. Desafortunadamente “la luna de miel “duró poco tiempo, ya que, al pasar de un par de años, las hormonas de las pastillas me ocasionaron una de las depresiones más intensas que he enfrentado en mi vida. No solamente eso, los trastornos alimenticios también volvieron. Afortunadamente mi médico encontró con rapidez la solución: no más hormonas para mí, al menos no hasta que quedara embarazada. En mi caso ese era mi deseo, así que el suspender los anticonceptivos se adaptó perfectamente a nuestros planes como pareja.

Embarazo y maternidad

A pesar de estar lista para un embarazo, la naturaleza no fue tan amable con nuestra situación. Nos tomó varios años, muchos tratamientos, un reto a nuestra paciencia y finalmente una inseminación artificial para poder dar la bienvenida a nuestra única hija.

Al poco tiempo, juntamente con mi ginecólogo, tomamos la decisión de regresar a las pastillas anticonceptivas con la esperanza de que los cambios hormonales causados por mi reciente embarazo recibirían al tratamiento positivamente. Por el título del blog imaginarás que no fue así. En esta ocasión no pasaron ni dos semanas para que yo entrara en una depresión incontrolable. Mi esposo fue la voz de la razón al decidir en ese momento que por el resto de nuestra vida él se cuidaría para que yo no tuviera que volver a sufrir los efectos secundarios de tomar hormonas. ¿Afortunada? ¡Definitivamente! Cabe aclarar que, aun retirando las hormonas, en esa ocasión me tomó casi 3 años de tratamiento para salir de la depresión.

Corte a: la mayor felicidad de mi vida

La experiencia de ser mamá y la alegría y satisfacción con la que llenó mi vida es imposible de transmitir con solo palabras. A los pocos años estábamos listos para completar nuestra “familia de 4”. Sin mucha explicación, no sucedió. No estaba en nuestro destino.

En medio de nuestro último tratamiento para lograrlo, recibí la noticia de que ya estaba entrando a la pre-menopausia. A una edad muy temprana, y con una rapidez de carrera de autos. Y así, las hormonas de mi propio cuerpo comenzaron a hacer de las suyas… Unos cuantos años y la depresión se había apoderado de mí. Esta vez la solución ya la sabía.

La menopausia: Un nuevo capítulo

La menopausia ha sido un capítulo nuevo e inesperado en mi viaje hormonal. Para la mitad de mis cuarentas ya estaba entrando a una etapa a la que mi mamá llegó casi al final de sus cincuentas. Personalmente no he enfrentado síntomas tan fuertes que interrumpan mi vida. Solo ha sido el cansancio repentino que me invade sin aviso lo que puedo atribuir a mi nueva etapa. Pareciera que finalmente mis hormonas han decidido darme un “break”.

Afortunadamente, ahora existen nuevos estudios y métodos alternativos para ayudar a aliviar los síntomas de la menopausia. ¡Incluso hay suplementos naturales, y libre de hormonas que han mostrado resultados prometedores para nuestro clan! Así que, si eres como yo o si tu experiencia es similar a la mía y prefieres optar por una solución libre de hormonas, checa la línea Femarelle. Tienen suplementos naturales para la premenopausia, la menopausia, y hasta la postmenopausia. Si tienes duda sobre la etapa en la que estás, puedes saberlo con un simple cuestionario de 2 preguntas en este ENLACE.

Ahora entiendo por qué nuestras abuelas solían hablar de remedios, ungüentos hechos en casa, e insistían en adquirir ingredientes naturales en los mercados rodantes y en consumir casi exclusivamente alimentos preparados en casita.

 

Conclusión: Las hormonas no me definen…

Más claro ni el agua, pero sí forman parte de mi historia y de mi identidad como mujer. He aprendido a que escuchar a mi cuerpo, buscar apoyo, cuidarme, manejar mi estrés y ser paciente son mis herramientas más poderosas.

Bien lo dice el conocido refrán: Si no puedes con el enemigo, ¡únetele! Y a pesar de que las hormonas no han sido siempre amistosas conmigo, han sido las encargadas de dar balance a mi vida al controlar el funcionamiento de mis células y mis órganos. Hoy yo tomo el control, no por ellas, sino CON ELLAS. Tú también puedes.

Recuerda que no estamos solas en este viaje. Millones de mujeres alrededor del mundo experimentan los mismos desafíos y alegrías, y juntas, al apoyarnos, podemos vencer a la montaña rusa hormonal para vivir con la plenitud que merecemos.

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